Ingredientes:
- 3 huevos
- 1 yogur con frutas del bosque (omito decir el nombre, pero ya sabéis a leguas de donde es... jeje)
- 1 sobre de levadura Royal
- La medida de 1 vaso del yogur usado en aceite de girasol
- La medida de 2 vasos del yogur usado en azúcar
- La medida de 2 vasos y 1/2 del yogur usado en harina de repostería
- 1/2 vaso del yogur usado en cacao en polvo
- mantequilla para engrasar el molde
Elaboración:
Esta receta es una adaptación de la receta original del famoso bizcocho de la madre de Irene. Recuerdo que cuando me la dió me dijo que la clave de todo estaba en cogerle el punto al horno que se tenga en casa, y desde luego tenía razón: Desde que dominé los tiempos de cocción y la temperatura, he ido modificando la receta, con resultados muy sabrosos. Y éste es uno de ellos.
Siempre utilizo un molde que compré en Ikea que, además de tener el tamaño perfecto, es desmontable, lo que facilita mucho desmoldar el biscocho, o incluso trasladarlo.
Antes que nada, precalentamos el horno a 180º, con calor por arriba y por abajo. Colocamos la bandeja de rejilla a media altura, pero tirando para abajo.
La receta es muy sencilla. Sólo tenemos que mezclar todos los ingredientes en un bol con la batidora, hasta que quede una mezcla espesa y homogénea como la que veis en una de las fotografías. Después engrasamos el molde con mantequilla (yo utilizo una servilleta, así llego a todos los pequeños huecos y el bizcocho jamás se me pega), y añadimos poco a poco la masa.
Introducimos el bizcocho en el horno y dejamos cocer a 180º durante 45 minutos. Lo más importante es NO ABRIR JAMÁS EL HORNO MIENTRAS SE ESTÉ COCIENDO EL BIZCOCHO. Cuando lleve unos 40 minutos comprobamos que el bizcocho ha subido, y tras los últimos 5 minutos, apagamos el horno. Sacamos el bizcocho y lo dejamos enfriar.
Cuando esté totalmente frío, desmoldamos el bizcocho y lo espolvoreamos con azúcar glass.
Y éste es el resultado final... Como véis, ¡queda super esponjoso!
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